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LOS LÍMITES: EL PILAR INVISIBLE DEL AUTOCUIDADO

Foto del escritor: PSICARAPSICARA

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Hoy hablaremos del establecimiento de límites en el autocuidado, un proceso esencial para nuestro bienestar.

 

Como hemos hablado en otros artículos, el ritmo de vida actual provoca que nos veamos atrapados en múltiples exigencias laborales, familiares o sociales. Ese ritmo mantenido en el tiempo, puede llevar a que nos sintamos agotados, casi como forma de vida. Algunas personas se preguntan el porqué me siento tan cansada o por qué algunas tareas me dan tanta pereza o me resultan tan pesadas. Y en este punto, podemos parar y escuchar qué nos quiere decir este cansancio.  

 

Cuando una persona está agotada, su ventana de tolerancia emocional se reduce, y es más fácil frustrarse, sentirse ansiosa o triste. El cansancio reduce la capacidad de regular de forma eficaz las emociones. Y aquí es cuando es posible que el agotamiento nos esté pidiendo un cambio. O visto de otro modo, un límite. Una de las herramientas más poderosas que tenemos para proteger nuestro bienestar emocional es el establecimiento de límites.

 

Pero, si es tan útil, ¿por qué nos cuesta tanto marcarlos? La respuesta radica en que los límites son un acto de autocuidado, pero establecerlos suele ir acompañado de una dosis de malestar.

 

En cambio, podemos aprender a vivir el malestar como una parte transitoria y que forma parte del proceso. Es posible que al establecer un nuevo límite se produzca incomodidad, la cual, seguramente, va a desaparecer y a largo plazo dicho cambio favorecerá el bienestar de la persona. Fíjate en Paula, que tuvo que solicitar horas de teletrabajo para su conciliación familiar. Pasó “un mal trago” al tener que hablarlo con su jefa, pero a largo plazo le ha permitido sentirse mejor, organizarse de forma más eficaz e incluso estar más presente en el trabajo; o en Juan que dijo que no podía asumir el nuevo proyecto por la sobrecarga que estaba sintiendo; o en Antonia, que decidió no compartir partes de su vida privada con María, ya que esa información se usaba en su contra y le hacía sentir muy vulnerable. 


Los límites saludables se establecen de forma consciente y tienen que ir ligados a nuestros valores para conseguir que nuestra vida se convierta en un espacio en el que nos sintamos seguros, protegidos y respetados. El autocuidado no solo implica actividades físicas como descansar, comer bien o hacer ejercicio, sino que también incluye el saber cuándo decir "no" sin sentir culpa, saber cuándo poner distancia frente a situaciones, o personas que nos sobrecargan, o cuándo reconocer que algo nos está afectando más de lo que nos gustaría.

 

Prevenir el agotamiento es clave para el autocuidado. A veces, abarcar demasiadas responsabilidades o actividades puede abrumarnos. Ahora Javier, después de un día laboral muy ajetreado le dice a su amigo: "no puedo ayudarte hoy, pero estaré disponible el fin de semana”. También respetar nuestras necesidades es importante para nuestro bienestar, por ejemplo, Sara decide no asistir a la cena de esta noche, porque necesita tiempo para descansar y recargar energías y además no se siente culpable por no cumplir con las expectativas de los demás. Al principio le resulta incómodo rechazar una invitación, pero con el tiempo comprende que está actuando así por su bienestar. También pasa en el ámbito de pareja, en el que Mario le comenta a su pareja que necesita reservar tiempo para sí mismos, sin que sus familias u otras personas interfieran constantemente en su espacio. Al establecer este límite, refuerzan su relación y aprenden a respetar sus necesidades.

 

Para ponerlos en práctica, podemos aprender a detectar que una actividad te está agotando, puedes reconocer que necesitas un descanso y poner ese límite antes de llegar al punto de la fatiga extrema o comunicar de forma asertiva que necesitas parar, con un "entiendo que es importante para ti, pero ahora mismo no tengo energía para comprometerme con esto", en lugar de simplemente aceptar porque te sientes presionado.

 

Establecer límites no es una tarea fácil, más bien es un desafío, especialmente si hemos estado acostumbrados a decir "sí" a todo o a poner las necesidades de los demás por encima de las nuestras. El primer límite puede costar y generar malestar, pero podemos sostener ese malestar, recordando que esa incomodidad es temporal y forma parte del proceso de aprendizaje. El autocuidado y los límites nos sirven para poder sacar nuestra mejor versión. Y son, sin duda, una de las mejores inversiones que podemos hacer en nuestra salud y bienestar.


Noelia Ferrer Ber, psicóloga de PSICARA 

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