top of page

LA IMPORTANCIA DE LOS PEQUEÑOS PASOS. NO OLVIDARNOS DE ELLOS

Foto del escritor: PSICARAPSICARA

Actualizado: hace 4 días

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Hay veces, que la vida te atraviesa, te machaca y te pone en una tesitura donde todo es más difícil. Hoy estoy aquí por si estás viviendo una época con mucho dolor, estás en un momento de procesar y/o revivir traumas, sintiendo que no puedes más con la vida o en una época más oscura. Vengo a ofrecer o recordar algunas herramientas que puedes coger para poder hacer más amenos estos momentos o bien simplemente si esta información quizás te ayude a recordar o a ampliar tus autocuidados.


Lo primero de lo que vengo a hablar es que no podemos olvidarnos del poder de lo simple, de las pequeñas cosas y de los cuidados básicos. Cuando vivimos situaciones dolorosas, muchas veces tenemos que recurrir a lo “básico” para poder volver a rodar o simplemente para poder sobrevivir. Esta va a ser la piedra angular de este texto. Cuando todo nuestro mundo se tambalea y se viene abajo tenemos que acudir a las tareas básicas y a lo sencillo, que no por ello tiene menos valor. Proponernos grandes metas cuando ni salir de la cama podemos, será un esfuerzo en vano que va a costar horrores y además con gran probabilidad va a hacer que nuestra situación empeore.


Antes de que leas estas recomendaciones, quiero incidir en algo súper importante: no hace falta que cumplas con todo lo que pone aquí, todo en su justa medida. Si solo alcanzas a hacer una de ellas, enhorabuena o si todavía no puedes te animo a que des un solo pasito, pero no quiero caer en la exigencia y en la obligación que van de la mano de la culpa. 


Así que una vez dicho esto, por si hoy lo necesitas, aquí van estos recursos:

Facilítate la vida: intenta comer sano, pero no te compliques si no puedes elaborando comidas de horas de cocción. Quizás puedes comprarte un brick de verduritas con buenos nutrientes y tener una proteína que hacer a la plancha. Otro ejemplo, acuérdate de tu yo del futuro y facilítale un orden en tu casa y déjale la cena preparada para calentar y listo.


Permítete estar mal, no intentes cambiar tus emociones porque están ahí y porque tienen que estar. No hace gracia ni leerlo ni saberlo, pero a la larga, parar a procesar lo que te está ocurriendo te va a ayudar a que no se enquisten tus emociones. Gracias a ello vas a saber llevarlas mejor y se lo vas a agradecer a tu yo del pasado que se permitió sentir lo que tenía que sentir. Ni más, ni menos. Tu pasado y sus hechos no los podemos cambiar, ni el dolor que te provocó, lo que sí podemos hacer es aprender a vivir con ello para tener una vida rica y valiosa.


Pide ayuda, no dudes en hacerlo, y si esas personas no te la dan búscala en otro lado. Permítete desahogarte y compartir tu dolor con las personas que quieres. Te vas a sentir acompañada en tu proceso, hacerlo sola se hace más cuesta arriba.


Recuerda que no te mereces que te recriminen, te exijan o no tengan paciencia contigo en tu proceso. Así que otra recomendación sería el seleccionar bien con quién hacer esto, observa muy bien si te validan lo que sientes, si no te reprimen eso que tú sientes y te escuchan con interés. Recuerda que mejor calidad que cantidad, si únicamente tienes a una persona que cumpla estos básicos, háblalo con ella y no te esfuerces tanto por quienes no lo hacen por ti. Y para aumentar vínculos, decirte que existen organizaciones que su filosofía reside en el poder de hacer comunidad.


Deja que esas personas conozcan bien cómo estás, ábreles las puertas de tu casa y date el gusto de no tener que fingir con ellas y simplemente déjate estar y cuidar. Explícales qué necesitarías para que te ayudaran, de nuevo coge la culpa de la mano y pide lo que necesitas. Muchas veces pensamos que las y los demás saben qué hacer o sabes tú lo que harías en su lugar, pero a veces necesitamos que nos guíen y qué mejor guía que la tuya en ayudarte en tu proceso. Por ejemplo, si se te hace cuesta arriba cocinar, puedes pedirles que te echen un cable para cocinar la comida de la semana un domingo libre.


A esas tareas más costosas, hay que añadir partes de satisfacción y de disfrute que elijamos nosotras y que nos gusten realmente. Por ello, no olvides rellenar tu “bote de Lacasitos”: esto es llenar nuestro tarro de diversión y desconexión. Sería realizar actividades que te diviertan, te inspiren o te motiven. No todo tiene que ser obligaciones ni retos personales, hay veces que salir de nuestra realidad y conectar con mundos imaginarios, juegos que nos divierten, si te gusta ir a la naturaleza o descubrir nuevas películas, series o libros. Todo ello hace que podamos alejarnos un poquito de lo que está pasando para poder volver desde una desconexión real. Aquí es importante recordarte que es muy probable que nuestra “amiga” la culpa venga a visitarnos, por lo que te aconsejo que la cojas de la mano y te pongas a buscar cómo rellenar ese bote de Lacasitos y no quiero que te juzgues por su presencia ni lo difícil que a veces es lidiar con ella.


Por último, y no por ello menos importante, quiero recordarte otras tareas que seguramente te sean más familiares (o no):

  • Haz las tres comidas en su horario, puede parecer una cosa muy obvia pero cuando dejamos de seguir estos horarios y comemos a deshora hace que vivamos de manera desordenada. Tener ciertos horarios puede ayudarnos a ubicarnos en el momento en el que nos encontramos del día y proporciona al organismo un orden y una estabilidad.

  • Mantener una higiene diaria: lávate los dientes tres veces al día, después de esas comidas; dúchate cada día o cada dos días y mantén tu vivienda en la medida de lo posible ordenada y limpia.

  • Movimiento corporal: vestirte, salir de casa y andar un tiempo, el que puedas permitirte.

  • Que tu cuerpo reciba rayos del sol al menos 20 minutos, así tu cuerpo recibirá la vitamina D diaria que necesita. Esto ayuda a mejorar el estado de ánimo y el sistema inmunológico, además contribuye a regular los ritmos circadianos de vigilia-sueño. Es decir, te facilitará la conciliación del sueño ya que el cuerpo necesita saber que es de día o de noche para prepararse para entrar en un estado de sueño.


Cuando estas pequeñas y grandes cosas hayan empezado a hacer impacto y hayamos sobrevivido a la tormenta, ya sí que es el momento de movilizarnos a por otras metas mayores. Pero lo primero que tenemos que asegurarnos es la supervivencia. 


Para aquellas personas que estén leyendo este texto lejos de esta realidad lo único que les pido es lo siguiente: por favor, no juzguemos a alguien que se le hace un mundo salir de la cama, darse una ducha o prepararse una comida al medio día. Vamos a ponérselo más fácil, a felicitar los logros, a preguntar más y a acompañar genuinamente. Todas y todos formamos parte de la rueda de la salud mental, seamos conscientes de que la salud mental es algo colectivo y alejémonos del pensamiento individualista de que “tienen que resolverlo ellos solos” o “esto es cosa suya”. Creemos entre todos y todas un mundo más amable, más cercano y colectivo.


Alba Nicolás Agustín, psicóloga de PSICARA

 
 
 

Comments


bottom of page